Durante años, la palabra “vudú” ha causado muchísima controversia en numerosas partes del mundo, pues se le ha relacionado con la brujería y la magia negra, pensándose en sus practicantes como personas de almas oscuras. Sin embargo, no todo estas creencias pueden ser consideras ciertas, por lo que aquí encontrarás todo lo que necesitas saber acerca de los hechizos de vudú y lo que estos representan.
¿En qué consisten los hechizos de vudú?
Lo primero que se debe puntualizar es que el vudú corresponde a una religión originaria de África Occidental, que involucra algunos elementos de la religión cristiana, y que se basa en la realización de sacrificios rituales y en la comunicación con los dioses a través del trance.
Al igual que la mayoría de los cultos religiosos, el vudú incorpora una serie de rituales o sortilegios que sus practicantes llevan a cabo con diferentes propósitos, pudiendo ser éstos favorables o perjudiciales.
La mayoría de estos embrujos involucran el uso de un muñeco, mediante el cual se establece un vínculo con la persona a quien se desea ayudar o dañar por medio de la magia, pudiendo distinguirse dos tipos de hechizos: hechizos de vudú negro y hechizos de vudú blanco.
Vudú negro y vudú blanco
Como se mencionaba anteriormente, la práctica del vudú puede hacerse con fines o intenciones positivas o negativas, por lo que se han establecido dos corrientes o tipos de hechizos en esta religión, uno vinculado a la magia blanca y otro a la magia negra.
El vudú negro, como su nombre lo indica, se relaciona con la magia negra, de modo que sus encantamientos tienen el poder de causar daño a una persona. Esto puede lograrse a través de maldiciones u ocasionando heridas físicas mediante el uso de un muñeco conjurado, al cual se hiere con alfileres para que el dolor se extienda hasta la persona hechizada y esta experimente el mismo daño que se le infringe a la figurilla.
Por otra parte, el vudú blanco es aquel que está vinculado con la magia blanca o positiva, es decir que sus encantamientos son realizados con el propósito de ayudar o de beneficiar a la persona conjurada. Estos hechizos tienen el poder de proteger contra maldiciones y energías negativas, propiciando una buena salud, el éxito y el bienestar.
Al igual que el vudú negro, el vudú blanco se basa en el uso de un muñeco que se vincula energéticamente con la persona a quien se lanzará el sortilegio pero, en este caso, la intención es la de otorgarle felicidad, protección y buenas energías, en lugar de maldades y desgracias.
De hecho, durante la realización de estos conjuros, se invocan a entidades y seres de luz, como los ángeles, para que proporcionen su poder y su energía positiva.
Esto hace ver que la común creencia de que los hechizos de vudú constituyen algo malo no es más que una errónea afirmación, ya que, si bien es cierto que pueden practicarse con fines negativos, también existe una corriente cuyo fin último es crear prosperidad y bienestar.